…. Eneide Boneu registra imagen de imagen para luego reproducirlas en seis variantes
cromáticas, estrategia que se abre y reflexiona sobre el signo estético: signo de signo
como cadena indefinida de referentes ausentes, a saber, umbral de lo autorreferencial
como clave de toda imagen artístico-expresiva, hablando en términos estrictamente
modernos. Así, la imagen obtenida y multiplicada refrenda el carácter crítico, en el
sentido de libertad creativa, del conjunto de la obra cuyo contenido manifiesto –el
mundo de la mujer y los matices de la vida cotidiana- apela a una peculiar
arbitrariedad cromática como signo expresivo, forma que presupone,
irremediablemente, explorar la compleja y grisácea dimensión de la producción de
significados…..
….Hoy y acá, la obra excede, en su magnitud, cualquier intento de reducirla a un
horizonte limitado de sentido, aunque sí abierta a interpretaciones que conjuguen la
sustitución de la anécdota por un concepto estético contemporáneo: más que género
retratístico cada una de estas imágenes alude y apela al poder comunicativo y
persuasivo propios de la iconicidad performativa de la cultura estética contemporánea
en sostenido ajetreo de masificación…. ( Resúmen )
Carlos Sosa
Profesor de Historia de la Arquitectura y del Arte